Ayudar, cuidar y acompañar son verbos que cobran significatividad solamente cuando son
vivencias y experiencias vinculares. Los comprendemos cuando estamos cerca de alguien que
sufre o que nos necesita; y otras, porque los necesitados somos nosotros. Es indudable que la
reciprocidad en esta dinámica es un tema imprescindible en toda comunidad en contexto
migratorio, máxime si es una comunidad unida por la fe y la corresponsabilidad.
En la actualidad lamentablemente se delega esta ayuda, pensando que es tarea exclusiva de
las organizaciones oficiales o de estamentos especializados; sin embargo, hay que pensarlo
detenidamente pues la comunidad de acogida es la primera llamada a realizarlo.
A esta primera creencia de que “otros se ocuparán” se suma la sensación generalizada de estar
tremendamente “ocupados” con los propios problemas, sean demandas del trabajo,
dificultades económicas, exigencias familiares, etc. Decir “no tengo tiempo para ayudar a
alguien, ya tengo suficiente con mis propios dilemas y los de mi familia” es una frase
razonable, pero equívoca.
Equívoca porque la mayoría de los estudios sobre el bienestar apuntan a la auto trascendencia
como el medio más apropiado para crecer como persona y aumentar la resiliencia. El
descentramiento tiene la virtud de crear salud emocional.
En el contexto migratorio, esta situación es prioritaria; es decir, es indispensable que la misma
comunidad que ya ha vivido la experiencia de la migración apoye a los novatos o a quienes
están en alguna condición de vulnerabilidad ante este reto. Compartir el idioma, la
idiosincrasia y la vivencia de la migración es una garantía para generar confianza y el clima
necesario para la ayuda y el cuidado recíproco.
Emigrar no solamente es cambiar de un país a otro, sino que implica la nostalgia de la
mentalidad, de la lengua, de los sabores, clima, colores, paisajes, lazos familiares y de amistad.
Emigrar requiere de enfrentar muchos reajustes y, particularmente, crear nuevas redes
vinculares para sentir pertenencia.
Hace casi tres años, el suicidio de un joven de la comunidad hispana en el cantón Zürich nos
alertó ante lo extremo que puede llegar a ser esta situación. La pregunta surgió de forma
inmediata ¿cómo prevenir que las dificultades propias de la migración no se conviertan en
problemas graves como depresión, ansiedad, soledad crónica, baja autoestima o problemas
de pareja, familiares y sociales?
Desde ese afán y comprendiendo que ayudar no es un tema de tiempo, no es un tema de
delegar a otros, sino que es un tema de disposición, la Misión católica de lengua española del
cantón Zürich impulsó una Red de acompañamiento. ¿Por qué una red? Porque es una imagen
que implica unión, que implica que podemos sostener algo y ser parte de un tejido de apoyo.
Una red compuesta de personas dispuestas a ayudar a otras por medio del acompañamiento
oportuno.
Para ofrecer más solidez al proyecto, se ofreció una capacitación a los voluntarios que
quisieron ser parte de este proyecto. ¿La razón? Porque entendimos que tanto para los recién
llegados como para quienes requieren alguna asistencia, es necesario un básico conocimiento
de relación de ayuda, de técnicas de acompañamiento y, sobre todo, del fundamento de una
antropología humanista.
En dicha formación, la Misión capacitó alrededor de 50 personas en una serie de módulos
temáticos relacionados a: escucha y empatía; pareja y familia; duelo migratorio, intervención
en casos de trauma; y, prevención de depresión, soledad y aislamiento.
A esta base se fueron añadiendo en el camino, temas relacionados a la vida en Suiza como
son: el funcionamiento del sistema escolar, del sistema laboral y del desempleo. También a lo
largo del último año, desarrollamos charlas de reflexión sobre el miedo, la confianza y la
importancia de compartir en comunidad.
La mayoría de las personas que se capacitaron, se convirtieron en el primer escalón del
proyecto e impulsaron la segunda escala que surgió de varios cuestionarios aplicados a la
comunidad hispana. Los resultados que arrojaron estas indagaciones nos ofrecieron la
orientación necesaria para pasar a la segunda fase del proyecto. Una de las decisiones
producto de este proceso, fue la necesidad de contar con una base de datos que informen a
todos los migrantes de los servicios que ofrece Suiza.
Hay que comprender que, en el caso de Suiza, un factor importante dentro de la integración
es la barrera del idioma que puede llegar a ser un obstáculo muy significativo.
Esta dificultad idiomática dificulta que las personas acudan a los servicios que ofrece el país e
incluso puede entorpecer de modo significativo el ejercicio de sus derechos y obligaciones.
Por ejemplo, sin el manejo del idioma existen personas en situaciones de vulnerabilidad que
no conocen a donde pueden dirigir sus solicitudes o no saben cómo acceder a los servicios
que ofrece el país.
En estos casos, la información oportuna y adecuada disminuye la sensación de desprotección
y angustia. Con tal orientación, echamos mano de la tecnología para poder recopilar toda la
información sobre lugares, entidades y organismos que pudiesen apoyar a una persona en
contexto migratorio. URBAMAPP, una plataforma con aplicación móvil nos ofreció la
posibilidad de integrar estos datos con georreferencia. Nos pareció adecuado su manejo sobre
todo porque implicaba directamente a la comunidad y nos permitía involucrarla en el
levantamiento de información.
Los miembros de la red de acompañamiento fueron los actores principales. La tarea demandó
unos ocho meses y se basó en dos criterios: integrar todas las entidades de apoyo a personas
en situación de vulnerabilidad y a la mayoría de las organizaciones de ayuda y asesoría en
integración.
La plataforma nos permitió además mantener abierta la posibilidad de que cualquier persona
participe ofreciéndonos información que, desde su experiencia, sea de utilidad a la comunidad
hispana. La Misión obviamente mantuvo y mantiene la dirección de todo el proyecto y valida
los datos proporcionados.
Hasta ahora hemos recopilado más de 200 puntos georreferenciados entre organizaciones y
entidades que se ocupan de atender, asesorar o acompañar a las personas en temas variados
como son: ayuda social, apoyo ante situaciones de alta vulnerabilidad (violencia doméstica,
trata de personas, violencia infantil, drogo dependencia, etc.) asesoría en temas de derechos
y obligaciones; servicios de Caritas, traducciones, apoyo a tercera edad, niños, mujeres y
familia. También integramos puntos de encuentro, servicios de la oficina de integración de la
ciudad de Zürich; cursos gratuitos de alemán, cafés de solidaridad, alimentación
subvencionada, hospedaje de emergencia y varias entidades hispanas que apoyan al migrante
en áreas emocionales, sociales y culturales.
Así mismo, en nuestro mapa integramos todas las misiones católicas de lengua española en
toda Suiza, de manera que los migrantes puedan conocer su ubicación y los servicios que
ofrecen.
A partir del mes de octubre, la plataforma URBAMAPP se abrió al público desde la página web
de la Misión.
Adicionalmente de la georreferencia, es decir de la ubicación visual en el mapa de todos los
puntos de interés, integramos información adicional como: página web, teléfonos, horarios
de atención y un detalle pormenorizado sobre todos los servicios que presta cada entidad
traducida al español.
Nuestro objetivo es facilitar a las personas de nuestra comunidad a ubicar los lugares más
cercanos a su residencia y conforme a sus necesidades. Conscientes de que la información no
es suficiente si no va acompañada de personas que puedan ayudar a quien lo necesite, los
voluntarios se integraron a este mapa con diferentes tareas como son: acompañar en
situaciones de duelo, a citas médicas u oficiales, traducciones, información recreativa,
información del sistema escolar, entretenimiento, etc.
Por ello, URBAMAPP no solo es un mapa informativo, sino que activa la red de apoyo y
acompañamiento.
Nuestra visión con el uso de esta plataforma es ofrecer a nuestra comunidad una acogida
cálida pero también práctica y eficiente.
Ahora que el proyecto se ha afianzado, esperamos que URBAMAPP sea una cadena de
solidaridad que promueva la reciprocidad solidaria y la creación de un sentimiento de
pertenencia.
Guardamos el anhelo de que este mapa visualice una red de acompañamiento que no tenga
límite en su tejido y que multiplique la conciencia de todos en la corresponsabilidad.
Que la frase “no tengo tiempo o no es mi problema” cambie en todos y se convierta en una
vocación de cuidado y apoyo bajo el lema de “cuenta conmigo”.